viernes, 18 de diciembre de 2009

KAGA NO CHIYO (1793-1775)

Kaga no Chiyo (1703-1775)

Chiyo-ni (1703-1775)

"cuco"
"cuco", toda la noche,
Y al fin, ¡La aurora!


Kaga no Chiyo

La poetisa de haiku, queriendo mejorar su arte, llamó a un famoso maestro de haiku que visitaba en aquellos días el pueblo donde vivía.
Ella ya gozaba de cierta reputación entre sus amigos como una excepcional escritora de haiku. Pero Chiyo no se sentía satisfecha con una fama meramente local. Es mas, lo que realmente le impulsó a contactar con el poeta viajero era una pregunta sobre su propia actividad creativa. Quería saber en que consistía un haiku genuino, un haiku que realmente mereciese ese nombre, un haiku de auténtica inspiración poética. El maestro le dio un tema para que compusiese un haiku. Era uno convencional; "el cuco" (cuclillo). Es este un pájaro muy querido de los poetas japoneses de haiku y waka. Una característica especial de este pájaro es que canta toda la noche mientras vuela, y por esa razón es muy difícil oírle o verle volar.

...

Chiyo intentó numerosos haiku sobre el tema dado por su maestro, pero el los rechazo todos sistemáticamente como meramente conceptuales y no fieles al sentimiento. No sabia ya que decir, o como expresarse mas genuinamente.
Una noche, se quedo largo tiempo absorta en estos pensamientos de tal forma que no se dio cuenta de que amanecía ya, y que las paredes de papel habían comenzado a iluminarse débilmente. Y entonces el siguiente haiku se formo en su mente:

Hototogisu,
Hototogisu tote,
Akenikeri!

"cuco"
cuco toda la noche,
Y al fin, ¡La aurora
!


Cuando se lo mostró al maestro, este lo aceptó de inmediato como uno de los mejores haiku escritos sobre el cuco. La razón era que el haiku comunicaba los auténticos sentimientos de su autora sobre el cuco y no había nada artificial o intelectualmente calculado en el. Es decir, no había un ego de parte de su autora que buscase su auto-glorificación. El haiku, como el Zen, aborrece el egoísmo en cualquiera de sus formas. El producto del arte debe estar libre de artificio o motivaciones de cualquier tipo. No debe existir ningún agente mediador entre la inspiración artística y la mente a la que llega. La inspiración es como la "música celestial" de Chuang-tzu (tien-lai). El artista debe prestar atención a la música celestial, no a la humana. Y cuando se tropiece con la inspiración, tiene que ser como un autómata sin interferencia humana. Dejemos que el Inconsciente se manifieste libremente, porque el Inconsciente es la zona donde los impulsos artísticos están a salvo del utilitarismo superficial de nuestras vidas. El Zen también habita ahí, y es por esto que el Zen puede ser de gran ayuda a todo tipo de artistas.

La larga meditación nocturna de Chiyo sobre el hototogisu le ayudo a abrir su Inconsciente. Lo que solía hacer antes de esta experiencia era pensar en el tema que emplearía luego al escribir un haiku. Es por ello que todos sus haiku estaban teñidos de una cierta artificialidad o astucia que nada tenían que ver con la poesía de forma estricta. Chiyo por primera vez se dio cuenta de que un haiku, en tanto en cuanto obra de creatividad poética, debía ser una expresión de sentimientos íntimos totalmente vacíos de ego."


Daisetz T. Suzuki, "Zen y Cultura Japonesa"

Chiyo-ni, es considerada como una de las mas grandes poetisas de haiku, comenzó escribiendo a la edad de siete años.
Tuvo dos grandes maestros del haiku, alumnos de Bashô.
En 1755, Chiyo-ni se hizo monja budista, y dejo estas palabras.

"Sin renunciar de este mundo, quisiera enseñar a mi corazón, que fluya noche y día, como el agua clara"

Selección de haiku: Kaga no Chiyo
El templo de Shokouji en Hakusan exhibe sus efectos personales.


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